a el Ministerio de Alimentación había indicado que la intención del Gobierno es ir modificando los hábitos de consumo del venezolano y, así, reemplazar el uso del trigo en rubros básicos. El pan y las pastas deberán hacerse ahora con mezclas de otros cereales diferentes al trigo.
En Gaceta Oficial N° 38.797 se oficializó esta idea: “Las empresas fabricantes de pastas deberán iniciar las adecuaciones necesarias para elaborar pastas a partir de cereales diferentes al trigo (arroz y maíz), y pastas con mezclas de sémola de trigo, arroz y maíz“. La resolución indica que “la cuota de mezcla puede ser mayor a 30%”.
Las panaderías y panificadoras también “deben iniciar las adecuaciones para elaborar pan a partir de cereales diferentes al trigo o con mezcla de trigo y cereales“.
Las pastas elaboradas con sémola deben tener al menos 70% de sémola durum.
La industria de la pasta “debe entregar al Milco los primeros cinco días de cada mes un informe con los volúmenes de producción o importación, los tipos de pasta, presentaciones o modalidades comerciales e información de los establecimientos donde se coloca el producto”.
Industria incapacitada
Fuentes vinculadas a las industrias informaron que sólo pueden elaborar hasta 10% del producto a partir de la mezcla de trigo, arroz y maíz, muy lejos de la exigencia oficial.
Explican que aun cuando el arroz y el maíz resultan más económicos que el trigo, se requieren inversiones tecnológicas para procesar los cereales, así como aditivos y otros componentes para preservar la calidad.
Como resultado, se encarecerían los costos del producto, sobre todo porque no todas las empresas cuentan con la infraestructura para efectuar en el corto plazo el cambio de la pasta.
Aunque el Ejecutivo asegura que la producción con mezcla puede realizarse inmediatamente, le planteó a la industria la sustitución gradual del trigo por cereales nacionales. Los fabricantes prevén que en 30 días podrían colocarse estas presentaciones en el mercado.
Para el presidente de Asotrigo, Alirio Pérez Román, esta iniciativa de sustitución no es nueva, aunque advierte que se ha intentado aplicar en dos oportunidades y ha fallado por el encarecimiento de los costos.
También explicó que la harina de arroz y la de maíz no son adecuadas para elaborar el pan, pues al no ser leudantes no pueden fermentarse, rasgo vital en la fabricación del rubro. Indica que la mezcla entre trigo y arroz no es homogénea, por lo que el producto desmejora en calidad.
Decisión inoportuna
Gustavo Moreno, presidente de Fedeagro, manifestó que las alternativas para colocar el arroz deben implementarse cuando haya un inventario suficiente en la producción nacional, que asegure la cobertura del mercado primario cerealero.
“La intención de mezclar cereales con trigo es buena, pero lamentablemente llega cuando no hay arroz suficiente. Debe darse un lapso para garantizar el abastecimiento de maíz para el consumo en harinas precocidas y de arroz“.
Para Fedeagro, la producción de maíz se ubicará en 1.800.000 toneladas, 10% por debajo de lo planificado. Se calcula en 100.000 toneladas el excedente de maíz blanco, sobre un consumo de 1.200.000 toneladas.
Por este poco excedente, el Gobierno decretó que el maíz se consuma sólo por humanos.
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