Recuerdan Los caballeros las prefieren rubias, la película de 1953? No fue hasta 1930 –cuando aparecieron en el mercado los tintes para el pelo y Jean Harlow puso de moda el rubio platino– que sufrimos la pasión rubia. En los cincuenta, los anuncios de tintes decían cosas como: «Si sólo tengo una vida que vivir, dejádmela vivir como rubia». Marilyn Monroe, morena, se tiñó de rubia y se maquillaba en tonos pálidos, pero Elvis Presley, de pelo arenoso, se lo tiñó de oscuro. Ambos apostaban por resaltar los signos de feminidad y masculinidad. Pero, ¿por qué las preferimos rubias?
Según el neurocientífico V. S. Ramachandran es por la piel pálida que suele acompañarlas: ahí es más fácil observar la salud, edad e interés sexual. Cuando se pide a la gente que puntúe diferentes características de la personalidad a partir de una fotografía, tiende a juzgar a las rubias más dulces, débiles y sumisas. ¿Es un estereotipo?
En una serie de intrigantes estudios, el psicólogo Jerome Kagan descubrió que los niños con el pigmento de palidez, en los de ojos azules, eran más tímidos que los de ojos oscuros: temían más las nuevas situaciones, dudaban si acercarse a alguien, estaban callados y tendían a estar más cerca de sus madres.
Mutación. Kagan cree que el miedo a la novedad, la producción de melatonina y los niveles de corticoesteroides están relacionados. Su idea, muy especulativa, es que al emigrar al norte de Europa se produjo una mutación que incrementó el nivel de norepinefrina (un neurotransmisor) y que conllevó un aumento en la eficiencia del sistema nervioso simpático y en la temperatura corporal, ofreciendo una ventaja evolutiva. Pero como subproducto dejó también un sistema nervioso más reactivo y un temperamento más apocado. ¿Quizá rubio de ojos azules y timidez vienen en el mismo paquete?
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