Deborah Kerr, famosa intérprete británica que triunfó en Hollywood con películas como De aquí a la eternidad , Quo Vadis , El prisionero de Zenda y El rey yo, ha muerto a la edad de 86 años.
La actriz padecía desde hacía un tiempo Parkinson y según ha informado su agente, Anne Hutton, falleció el pasado martes 16 de octubre en Suffolk, al este de Inglaterra.
"Su familia estuvo con ella en todo momento. Acababa de celebrar su 86 cumpleaños y era una señora mayor. Simplemente pasó a mejor vida", ha explicado la agente.
Durante más de cuatro décadas, Deborah Kerr realizó más de cincuenta películas, interpretaciones inolvidables que la convirtieron, con su llamativo pelo rojo y sus angulosas facciones, en prototipo de la dama inglesa.
Su rostro serenamente dramático desbordó pasión en escenas tan recordadas (y censuradas en su momento) como su encuentro amoroso entre las olas de la playa con Burt Lancaster en De aquí a la eternidad (imagen izquierda). Aquella interpretación rompió con su imágen de heroína virginal e ingenua.
La película tuvo gran éxito y Kerr fue nominada, merecidamente, al Oscar como mejor actriz principal. También recibió otra nominación por El rey yo, en el que encarnaba a la rebelde institutriz contratada por el rey de Siam, interpretado magistralmente por Yul Brynner (imagen abajo).
Finalmente, y tras haber sido nominada hasta en seis ocasiones, infructuosamente, Deborah Kerr obtuvo el premio honorario de la Academia a principios de los 90 en agradecimiento a toda una carrera llena de interpretaciones elegantes y bellas.
Kerr estuvo casada por primera vez entre 1945 y 1959, y tuvo dos hijas de este matrimonio. Se volvió a casar en 1962 y vivió durante su última etapa en Suiza, aunque también demostró predilección por España, donde pasó largas temporadas en Marbella.
Una mujer apasionada
Deborah Kerr, hija de un militar herido durante la Primera Guerra Mundial, fue en su adolescencia muy tímida y descubrió la interpretación como un medio para expresarse. Su tía, que era una estrella de la radio, la consiguió algunos papeles en obras teatrales.
Durante una de estas interpretaciones Kerr fue descubierta por un productor de cine británico, quien la contrató para dos películas. Kerr tuvo éxito y se convirtió rápidamente en una estrella en su país, época en la que destacó especialmente con Narciso negro.
Poco después, comenzaría su periplo en la industria hollywoodiense, de la mano de la productora Metro-Goldwyn-Mayer. Las más conocidas de este periodo son Edward, mi hijo con Spencer Tracy ; Las minas del rey Salomón, compartiendo cartel con Stewart Granger; Quo Vadis junto a Robert Taylor o El prisionero de Zenda, de nuevo con Stewart Granger.
Kerr se sintió, no obstante, encasillada en cierto tipo de personaje femenino vulnerable y virginal hasta que rodó De aquí a la eternidad . A partir de entonces Kerr empezó a demostrar su talento para papeles dramáticos ricos en matices y de sugerentes implicaciones emocionales, y la solidez adquirida en sus experiencias teatrales.
Alternó toda clase de papeles en películas tan destacadas como Julio César, junto a Marlon Brando , Sólo Dios lo sabe , de John Huston, al lado de Robert Mitchum ; Tú y yo, en compañía de un inolvidable Cary Grant ; o Mesas separadas, con Burt Lancaster y Rita Hayworth .
En la década de los sesenta, profundizó en sus interpretaciones en películas como Otra vuelta de tuerca, en el papel de institutriz en una mansión donde se esconde un oscuro secreto o La noche de la iguana con Richard Burton, Ava Gardner.
Una de sus últimas apariciones tuvo lugar en la pequeña pantalla, en una miniserie anglosajona titulada Emma Harte, basada en un bestseller.
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