lunes, 23 de julio de 2007

Cómo se hace la vasectomía y la ligadura de trompas?

Tanto la vasectomía (que consiste en impedir, por métodos quirúrgicos, que los espermatozoides salgan de su lugar de producción -los testículos- y lleguen al líquido seminal, seccionando los conductos deferentes) como la ligadura de trompas (que impide que el óvulo pase a través de la trompa y allí se una con el espermatozoide) son métodos muy seguros.

La primera empezó a usarse en Inglaterra a primeros del siglo XX con un gran éxito por lo que enseguida pasó a los EEUU donde se popularizó. En el año 1983 un 22% de los varones que no deseaban hijos tenía realizada la vasectomía. La ligadura de trompas apareció en Europa casi por las mismas fechas. Aunque se venía realizando de manera secreta y con grandes riesgos desde el siglo XVIII, se popularizó a raíz de los descubrimientos de los productos anestésicos que tan gran impulso dieron a la cirugía.

En los países latinos ha sido más difícil de aceptar la vasectomía dada la particular relación que estos pueblos mantienen con su pene y su capacidad reproductora, de ahí que sea mucho más frecuente la ligadura de trompas a pesar de ser más peligrosa la intervención ya que precisa quirófano y anestesia total y la vasectomía no. En la actualidad en España el 12% de los hombres y el 26% de las mujeres que no quieren tener hijos optan por este método.

Últimamente han ido apareciendo noticias en la prensa que indican que este tipo de intervenciones pueden ser reversibles, y de hecho así es, aunque la recanalización de los conductos, los deferentes en el caso de los hombres y las trompas de Falopio en el de las mujeres, es posible y con resultados francamente satisfactorios en el 80% de los casos, hay que tener en cuenta que en el 20% restante no es posible y esto debería hacer reflexionar a los que se deciden por esta operación, para que se enfrenten con ella aceptando la idea de su irreversibilidad, y a lo mejor es el momento de decidirse, como están haciendo muchos estadounidenses o canadienses, por la congelación tanto de óvulos como de espermatozoides, para poder usarlos en el momento en el que sea necesario.

Hasta ahora la congelación siempre se contemplaba relacionándola con enfermedades muy graves o con ablaciones (extirpaciones) tanto de ovarios como de testículos, y quizás no se había pensado en recurrir a este método en cuestiones menos graves como las que estamos considerando hoy. La congelación es mucho más sencilla y barata que las operaciones de microcirugía, costosas y peligrosas, que se precisan para rehacer los efectos de la vasectomía o de la ligadura de trompas, y posiblemente tanto los óvulos como los espermatozoides congelados en la juventud sean de mejor calidad que los que se producen cuando las personas son mayores.

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