La idea de que los robots alcancen una inteligencia tal que adquieran consciencia de su propia existencia ha fascinado durante generaciones a cineastas, escritores y científicos. Ahora una vez más la realidad se acerca un poco más a la ficción con este androide, casi idéntico a un ser humano, fabricado por un científico japonés.
Una de sus principales características es su gran sensibilidad. Para humanizarlo se han esforzado por que sienta dolor y gracias a 50 sensores, eso de que le toquen la cara le molesta bastante. Se llama Geminoid y su creador lo ha hecho a su imagen y semejanza. Incluso su caballera está hecha con injertos del científico japonés.
Una de sus principales características es su gran sensibilidad. Para humanizarlo se han esforzado por que sienta dolor y gracias a 50 sensores, eso de que le toquen la cara le molesta bastante. Se llama Geminoid y su creador lo ha hecho a su imagen y semejanza. Incluso su caballera está hecha con injertos del científico japonés.
Cuando se mueve el humano, también lo hace su gemelo androide. Gracias a unos sensores, lo que diga el inventor del robot, saldrá también por la boca de su alter ego. Además asegura que cuando llevas un rato hablando con él, te olvidas de que es un robot. Sólo hay que mirarlo a los ojos.
El profesor dice que su aplicación es clara: suplantar a los humanos. Por ejemplo, si no nos apetece ir a una reunión enviamos a Geminoid y hablamos a través de él.
El profesor dice que su aplicación es clara: suplantar a los humanos. Por ejemplo, si no nos apetece ir a una reunión enviamos a Geminoid y hablamos a través de él.
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