Científicos australianos han descubierto cómo provocar o frenar el hambre utilizando una molécula que envía señales al cerebro. El descubrimiento podría frenar la pérdida de peso en enfermos terminales o fomentarla en casos de obesidad mórbida. La molécula, conocida como MIC-1, normalmente provoca que los enfermos de cáncer pierdan el apetito, pero los investigadores británicos han descubierto que si utilizan anticuerpos contra la MIC-1, son capaces de devolver el apetito.
Cuando ratones normales y obesos fueron tratados con MIC-1, éstos comían menos y perdían mucho peso. Este experimento sugiere que que la molécula podría ser utilizada también en casos de obesidad severa.
"El cuerpo envía complejas señales químicas al cerebro, que las interpreta y devuelve respuestas, en este caso comer o no comer", explicó Herzog. Los descubrimientos sobre la MIC-1 fueron publicados en el último número de la revista 'Nature Medicine'.
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